O tal vez no. Tal vez hoy solo formo parte de ellas, me
camuflo en la oscuridad y reduzco a la nada a cualquier ente que se cruce en mi
camino.
Esa es la historia de mi vida, por más que lo intente, todo
lo que toco se marchita. Hacer algo bien no está escrito en el guión de mi
tragicomedia. Me paso la vida preocupándome por lo ajeno a mí, por aquello que
ocurre al resto y que no debería influirme ni afectarme pero que, en realidad,
sí me afecta. Ayudo a los demás cuando ni siquiera sé ayudarme a mí misma. Ese
tipo de acciones desinteresadas acabarán conmigo. Ni siquiera sé si llamarlas ‘desinteresadas’,
a todos nos gusta recibir algo a cambio por nuestro esfuerzo, cosa que pocas
veces ocurre. Puede gustarnos ayudar y con ello nos sentimos bien, pero si se
nos da algo a cambio en modo de agradecimiento tampoco hacemos ascos. Pero no
podemos hacer ascos a algo inexistente, claro está. De hecho, en mi caso, no existe tal
agradecimiento porqué en gran parte no se suelen apreciar mis actos, salvo
cuando son actos poco acertados.
Me gustaría sentir alguna vez, que lo que hago, mi esfuerzo,
sirve para algo y que hay alguien que lo aprecia. Sé que no soy perfecta, ni lo
intento ser, pero a todos nos gusta sentirnos queridos de vez en cuando.
Y aún así, seguiré preocupándome por los demás antes que por
mí misma.